DÍA DEL ORGULLO ZOMBI

El orgullo de ser zombi

Gustavo Blázquez estudia al fenómeno zombi analizando su historia y actualidad desde las problemáticas de la subjetividad,géneros y capitalismo.


Foto: gentileza del investigador. Zombi Walk en Córdoba

Los zombis nos invaden. Están en series, películas, videojuegos, libros, videoclips, comics, canciones y hasta en la calle, entre nosotros, en las numerosas marchas y performances que inundan distintas ciudades del mundo. El pasado 4 de Febrero se celebró a nivel Mundial el Día del Orgullo Zombi y parece una buena oportunidad para preguntarse qué hay detrás de estas figuras.

Gustavo Blázquez es investigador independiente del CONICET en el Instituto de Humanidades (IDH, CONICET-UNC), pesquisa las diversas formas de sociabilidad y subjetividades de los jóvenes cordobeses, y dentro de ese gran tema, aparece la cuestión Zombi. Estos personajes tan integrados al mercado actual, pueden tener algo para decirnos, desde la perspectiva del científico, e incluso abrir críticas y nuevas posibilidades en cuanto a las clasificaciones sociales elementales –entre las que se encuentran las de género-, al capitalismo, entre otras.

En sus propias palabras, “¿Qué pueden decirnos esos muertos vivos sobre nosotros, los vivos vivos? ¿Cómo imaginamos a quienes regresaron de la muerte para destruir nuestras certezas más absolutas? ¿Qué tendrán que ver los zombis con las mutaciones del capitalismo, las políticas de gobierno y los nacionalismos poscoloniales y posrevolucionarios contemporáneos?”

 

-¿Cómo y cuando nacen los zombis?

Es una invención colonial, aparecen por vez primera en el relato autobiográfico de Pierre-Corneille de Blessebois llamado “El zombi de Grand Perou o la Condesa de Cocagne” de 1697. En la cinematografía asoman con “White Zombie” (1932) y encuentran su más acabada realización en “I walked with a zombie” (1943). Las historias transcurren en las Antillas, y podrían ser leídas como destinadas a justificar las intervenciones militares estadounidenses en el área a partir de la construcción de un Caribe salvaje y peligroso, pero también pueden considerarse como una crítica poscolonial.

 

- ¿Cómo son estos zombis?

Son muertos que regresan a la vida como trabajadores sin salario ni derechos capaces de asegurar la riqueza de los poderosos. Los terratenientes capitalistas devoran en las (pos)colonias no sólo la fuerza de los vivos sino que mediante la magia expropiada a los “nativos”, hacen trabajar a los muertos. Muchos de los elementos que aparecen en esta primera producción, especialmente la conexión con el Caribe y el vudú, serán hegemónicos hasta 1960.

 

- ¿Qué ocurrió luego?

Surgió una nueva versión a partir de la obra de George Romero de la cual los zombis actuales de series como “Walking Dead” son herederos. Ya no se trata de sujetos que perdieron su voluntad sino de muertos que vuelven masivamente a la vida y atacan a los vivos. Son autómatas de destrucción, consumo voraz y encarnizado de carne, más específicamente, cerebros y ponen en peligro la continuidad de la especie humana.

 

- Este modo de representación, ¿pierde su arista crítica?

Para nada. Por un lado se da el (re)descubrimiento de que el peor enemigo del Hombre es el Hombre mismo, en tanto los vivos guiados por sus egoísmos y mezquindades, se liquidan unos a otros. Además persiste la pregunta en torno a la división humano/no humano, vida/muerte y otras formas elementales de clasificación social. Finalmente, en el caso de Romero, hay una crítica al racismo en su primera producción (1968) que luego de la segunda película se extiende al consumismo capitalista, donde los muertos vivos replicaban a los vivos alienados en el consumo y la voracidad de unos reitera la de los otros.

 

- ¿Cómo discute las clasificaciones sociales elementales la figura del zombi?

Lo más evidente es que las nítidas barreras que separarían la vida de la muerte se encuentran difuminadas. Pero además estos personajes exhiben aquello que los humanos hemos tratado de combatir durante nuestro proceso evolutivo: el cadáver del semejante. Por otro lado, respecto al estatuto de “humano”, la discusión puede verse en una característica que se repite siempre: el zombi no desea. Tampoco puede sentir emociones o dormir. Estos rasgos permiten discutir la definición misma de lo humano ¿Qué significa ser humano? ¿Puede el zombi ser humano?

 

- ¿Existen modelos diferentes?

Sí. Un ejemplo es “In the Flesh”, una serie que la BBC comenzó a emitir en 2013, donde nos encontramos con el punto de vista zombi. Luego del “levantamiento” de los muertos, las fuerzas gubernamentales consiguieron retomar el control. El capital farmacológico controla la epidemia zombi a través de una droga que “humaniza” al zombi y lo transforma en un enfermo de Síndrome de Muerte Parcial (SPD). Esto vuelve a primer plano la división vivo/muerto, pone en el centro la subjetividad zombi y problematiza el modo en el que las sociedades clasifican a sus miembros, con la lucha política que conlleva.

 

- ¿Hay otros ejemplos?

Otro caso es el que plantea desde el posporno Bruce LaBruce a partir de “Otto; or Up with Dead People” (2008) -que retoma en películas posteriores- donde los zombis aparecen como deseables, capaces de despertar el erotismo y tener relaciones no sólo sexuales sino también sentimentales. Continúa con la crítica al capitalismo consumista y la alienación de la vida cotidiana, al tiempo que discute los dilemas de la identidad y la representación.

 

-¿Cómo se da la división de géneros en el mundo zombi?

En la primera etapa, los zombis principales son mujeres hermosas, ultra delgadas, donde el amor pasional por y de algún varón las transforma en zombis quitándoles toda agencia. En la representación hegemónica actual varones y mujeres zombis son autómatas de destrucción por igual. En “In the flesh” la división de géneros atraviesa también a los SPD, con algunas discusiones en torno a los estereotipos. Finalmente Bruce LaBruce tematiza explícitamente el erotismo y la sexualidad de identidades que rompen con la clasificación binaria femenino/masculino y las representaciones asociadas. Sin embargo es en la apropiación donde aparecen muchas veces las situaciones más ricas en este sentido.

 

- ¿Dónde se ven estas apropiaciones?

Una de las escenas privilegiadas son las Zombie Walk que se practican en muchas ciudades del mundo -en Córdoba por ejemplo, desde 2011-. En estos eventos los participantes personifican zombies por medio de trajes, performances e imágenes. Entre las muertas vivas encontramos lolitas, enfermeras, doctoras y secretarias zombificadas de una manera sexy, según la retórica propia de las películas pornográficas. Otro personaje era el de la novia con vestido blanco, sin la compañía de sus novios que performaban la pesadilla femenina de un plantón ante el altar a la vez que criticaban a la institución matrimonial en tanto destino mortuorio para las mujeres. Esa intención crítica de los valores sociales se encontraba también en otras zombis como las empleadas de los fast food y las niñas zombis vestidas como princesas de cuentos de hadas. Todas esas muertas vivientes construían un personaje que posibilitaba un distanciamiento crítico y lúdico de los estereotipos de género.

 

- ¿Cómo se da, entonces, la relación entre estas figuras tan críticas y el mercado del que, sin dudas, forman parte?

La circulación global de las mercancías culturales, incluidos los y las zombis, parece llevar cada vez más la marca de lo monstruoso como una de las vías posibles de construirse como sujeto. Como parte de ese proceso, el zombi se debe volver sexy y ellas, antes que los varones, resultaron seleccionadas para realizar esa operación. Como toda herramienta capaz de crear otros sentidos, la zombificación de lo agradable, será reutilizada por el mismo mercado para su propio desarrollo como por ejemplo con las muñecas de Monster High. Pero, además, ¿no somos todos un poco zombis en tanto sujetos de un capitalismo neoliberal donde el valor económico y moral de la fuerza de trabajo se encuentra devaluado y el consumo se transformó en el ritual fundamental para la producción de identidades?

 

Por Mariela López Cordero – CCT Córdoba


  • Gustavo Blázquez es investigador independiente del CONICET en el IDH (CONICET-UNC) donde dirige el Programa Subjetividades y sujeciones. Es Doctor en Antropología, Profesor titular en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, dirige la Especialización en Estudios de Performance en la Facultad de Artes Sus trabajos están centrados en la producción de sentimientos y subjetividades a partir del análisis de performances sociales y artísticas, especialmente en relación con culturas juveniles urbanas, consumos culturales en la noche y sexualidades