DIVULGACIÓN

Día Internacional de la Mujer

Dos investigadoras del CONICET Córdoba nos cuentan cómo realizan su actividad científica.


El Centro Científico Tecnológico CONICET Córdoba se suma a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, con el testimonio de dos investigadoras que realizan sus actividades en el CONICET Córdoba, para contarles cómo es desarrollarse en el ámbito científico cordobés.

Ellas son la Dra. Sofía Schulze y la Dra. Mariana Maccioni. Sofía es profesora titular de Micología, en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) e Investigadora Superior de CONICET.  Sofía, es Directora del Instituto de Investigación en Micología y Micotoxicología  (IMICO)  CONICET-UNRC.  Desarrolla actividades de Investigación sobre Hongos patógenos y/o toxicogénicos de cultivos de  importancia económica a nivel regional y nacional. También estrategias de control para reducir su impacto en las cadenas alimentarias del hombre y los animales. Además, lleva más de  40 años ejerciendo la docencia  de grado y posgrado, formando discípulos a nivel de Doctorado y Maestría.  Sofía está casada, tiene 2 hijas y 2 nietos.

Mariana Maccioni, es bioquímica, Doctora en Ciencias Químicas, investigadora principal de CONICET, profesora asociada de Inmunología, directora del Departamento de Bioquímica Clínica, de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (FCQ-UNC), vicepresidente de la Sociedad Argentina de Inmunología.  En el año 2013, recibió el Premio “Bernando Houssay” a investigadores jóvenes en el área de las Ciencias Médicas y la Primera Mención del Premio Lóreal-UNESCO en colaboración con CONICET. “Por las mujeres en la ciencia”. Mariana tiene tres hijos.

¿Cómo fue su trayectoria en la ciencia?

S.S: Obtuve  el título de  Licenciada en Microbiología en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) en 1977 ingresando a la carrera docente en la misma Universidad en 1975 como ayudante de 2da. En 1987,obtuve el título de Doctora en Ciencias Biológicas. Realice estadías en Inglaterra y USA, como Becaria externa de CONICET  en 1988 y 1992 respectivamente.  Estadía  de año sabático en USA en 1999-2000. En 1993 ingrese a CONICET como investigador asistente y fui ocupando las distintas categorías a través de los años. Actualmente soy Investigadora Superior y directora del  Instituto de Investigación en Micología y Micotoxicología (IMICO). He ejercido cargos de gestión en la UNRC, como Vicedecana de la Facultad de Ciencias  Exactas Físico-Químicas  y Naturales, Directora de la Escuela de Posgrado, Miembro de Junta Académica de Doctorado en Ciencias Biológicas. Coordinadora y Miembro de Comisiones Asesoras de CONICET y ANPCyt.

M.M: Me recibí de bioquímica en el año 1991 y ya en el año 1992 me incorporé en el grupo de la Dra. Clelia María Riera, una pionera en el campo del feminismo en la ciencia, quien apoyó y promovió la carrera científica de muchas mujeres. Bajo su dirección obtuve mi doctorado en el año 1997. En el año 1998, realicé mi posdoctorado en Francia, junto con mi familia: mi esposo e hijo de 2 años en ese momento. Regresé al país en el año 2001, reinsertándome al grupo de la Dra. Riera nuevamente.

¿Cómo se conjuga tener una familia y ser científica? 

S.S: Creo que se puede llevar adelante cuando se trata de buscar un equilibrio, aunque no siempre es posible, puedo decir que en ciertas ocasiones en mi caso  he priorizado el trabajo.   Aún  así,  por suerte tengo una familia  hermosa que siempre me ha apoyado y muchos de los  logros conseguidos no hubieran sido posibles sin su apoyo.

M.M: Mi experiencia como mujer en ciencia está atravesada más por el hecho de conjugar las responsabilidades familiares con las de hacer ciencia y creo que esa es la mayor dificultad que he tenido. Tengo tres hijos, de 23, 17 y 15 años actualmente. Aunque tuve la suerte de trabajar con la Dra. Riera, quien nos permitió la flexibilidad horaria necesaria para facilitar muchos aspectos y conté con mi esposo, con quien compartimos absolutamente las responsabilidades de la crianza de los chicos, creo que el hecho de que culturalmente las responsabilidades familiares recaigan principalmente sobre la mujer, repercute en el avance de su carrera.

 ¿Se sintió discriminada por ser mujer?

S.S: Nunca, ni en mi país ni durante mi estadías en el exterior.

M.M: Nunca sentí particularmente discriminación, en mi ámbito de trabajo, por ser mujer.

¿Hay algún caso de discriminación que recuerde?

M.M: Muchos directores de grupo de investigación no querían incorporar mujeres, por el tema de las licencias por maternidad; conozco casos de mujeres que temían decirle a sus directores que estaban embarazadas y vivían su maternidad con culpa por todos lados. También en muchos grupos de investigación, observé un “ninguneo” frecuente a las investigadoras mujeres frente a sus colegas varones.

¿Y en la comunidad científica, como se vive el ser mujer?

S.S: Lo he vivido sin problemas, siempre compartiendo con colegas del mismo sexo o colegas hombres,  a  veces  he tenido mayor apoyo y colaboración  con colegas  hombres,  creo  que a veces   la relación entre mujeres  es más compleja. Pero puedo decir, que a lo largo de mi trayectoria siempre he encontrado apoyo, tanto dentro como fuera del país, independiente del sexo de mis colegas.

M.M: Creo que en la comunidad científica no hay tanta discriminación hacia la mujer como dificultades para acceder en forma equitativa a las mismas opciones que tienen los varones. Creo que como sociedad, nos debemos el cambio cultural que urge, para facilitar que las responsabilidades familiares sean compartidas entre varones y mujeres. Existe un imaginario en el que el trabajo del varón es más “importante” o demandante que el de la mujer y por lo tanto es ésta la que debe flexibilizar inmediatamente sus horarios para atender la demanda de la crianza de los hijos. Afortunadamente, eso está cambiando y ese cambio cultural debe implicar que cambiemos nuestra forma de pensar todos y todas, tanto las mujeres como los varones

¿Cómo se enfrentan las adversidades?

S.S: Con poner mayor esfuerzo  a los objetivos planteados y tratar de que las cosas se puedan llevar adelante. Siempre he sido una luchadora, a pesar que me ha tocado enfrentar situaciones no fáciles durante mi trayectoria, tanto en actividades de gestión como  en mi rol como docente e investigadora. Soy una convencida de que sin esfuerzo no hay logros importantes, nadie regala nada, pero la vida científica me dio muchas oportunidades de progresar en mi área del conocimiento como en mi calidad de ser humano. Soy una agradecida de la oportunidad que me brindo la Universidad Pública  y mi país para formarme y progresar en mi carrera científica.

M.M: Con esfuerzo, empuje, sin culpas y con mucha convicción de que como mujer se tiene el mismo derecho a desarrollar su vocación y talento que cualquier varón.

¿Cuáles son los hoy los desafíos en el ámbito científico?

S.S: Agudizar  el uso del conocimiento y las capacidades   para aportar  a lograr  un mayor desarrollo del país  y tratar de posicionarlo  en el mundo, ya que tenemos un país con mucha potencialidad, tanto por el nivel de  sus profesionales y científicos. Además para contribuir a mejorar la calidad de vida de los habitantes.  Estar comprometidos con la sociedad  y tratar de invertir lo que recibimos para generar  conocimientos que sean valiosos en el contexto nacional e internacional.

M.M: Un problema crucial (que no debiera restringirse a las mujeres madres de niños pequeños, sino que también debiera comprometer a los padres) es que la asistencia a los congresos científicos, un ámbito formativo y comunicacional de vital importancia, es extremamente dificultosa cuando hay niños pequeños de por medio. Generalmente, las científicas madres han tenido que requerir la asistencia de un familiar que las acompañe y cuide sus hijos, encareciendo la asistencia a congresos e inevitablemente favoreciendo que ellas no asistan. Existen algunas iniciativas de incorporar “childcare”, en el ámbito de los congresos, que debiéramos apoyar para combatir las inequidades en una etapa muy importante de la carrera científica, en las que las científicas madres deben hacer un gran esfuerzo para mantenerse comunicadas con el resto de la comunidad.  Además, por ejemplo en Ciudad Universitaria no existe en este momento ningún jardín maternal para docentes, estudiantes e investigadores; no existen lactarios habilitados para facilitar el quehacer de tantas mujeres en período de lactancia. Todos esos problemas hacen que a medida que la carrera científica avance e implique la adopción de roles de mayor jerarquía, haya una gran deserción en el número de mujeres en esas posiciones de liderazgo, ya que la etapa de crianza de los hijos ha recaído principalmente sobre ella.

 

Gracias Sofía  y Mariana por compartirnos su experiencia!