CIENCIA CON VOZ PROPIA

El mercado laboral Córdobés

Con motivo de la conmemoración del Día del Trabajador nos preguntamos, ¿cuáles son las características del mercado laboral en Córdoba?


Fuente freepicks.com. Gentileza de los autores

 * Por Cecilia Inés Jiménez Zunino (Investigadora asistente, IDH-CONICET-UNC)y Gonzalo Assusa (Becario doctoral, IDH-CONICET-UNC)

 Entre las diversas divisiones de la sociedad contemporánea, dos grandes sectores aparecen como centrales y emblemáticos para pensar las transformaciones de Argentina en el período post-neoliberal, y más específicamente las del mercado de trabajo cordobés. El primero de estos grupos reuniría a familias cuyos referentes de hogar se insertan como obreros de calificación operativa, fundamentalmente en las ramas de la industria, la construcción y el transporte: la tradicionalmente conocida como “clase trabajadora”. En tanto, el segundo aglutina a los más calificados, técnicos y profesionales del Estado y del Sector Privado: la imagen arquetípica de la “clase media”.

Mucha tinta se ha gastado en los últimos años en torno a discusiones sobre los sectores medios, sobre sus límites, alcance y crecimiento en la última década en Argentina, y en América Latina en general. Tras décadas de empobrecimiento y desclasamiento de este grupo social, algunos informes vaticinan una recuperación creciente en la región, aunque prevén también la vulnerabilidad de muchas de las posiciones emergentes.

Otro tanto se ha debatido acerca del “verdadero” impacto de la dinámica del empleo luego de la caída de la convertibilidad. Si la brusca caída de la tasa de desempleo significó un punto de partida común para estas discusiones, la clarificación sobre la calidad de los puestos de trabajo producidos y las consecuencias sociales y estructurales más amplias del mismo sigue hoy siendo un desafío.

Nuestra investigación se ha orientado a mostrar la manera en la que las transformaciones del período post-neoliberal han generado no sólo mutaciones globales en la sociedad, sino también (y fundamentalmente) consecuencias diferentes para los distintos grupos de la misma. Hemos intentado, para ello, considerar variables más amplias que el ingreso, puesto que la medición de los procesos recientes sólo por este indicador tiene el efecto de ocultar (o de barnizar) las desigualdades persistentes, al no tener en cuenta la diversidad de recursos sociales con que cuenta la población.

Para observar esta dinámica, procesamos los datos de la EPH-INDEC para el Conglomerado de Gran Córdoba, comparando las puntas del período: los años 2003 y 2013[*]. A partir de este análisis, encontramos algunas tendencias que marcan la complejidad de este período de cambios.

Si bien la desocupación y la sub-ocupación han descendido fuertemente en el período, la tendencia a que estos problemas afecten mucho más a hogares obreros que a hogares de técnicos o profesionales se ha mantenido, o incluso profundizado. Algo similar sucede con las tasas de trabajo informal: si bien el empleo registrado implicó un avance durante el período, la informalidad (y sus consecuencias de precarización) sigue afectando alrededor de tres veces más a trabajadores obreros que a asalariados técnicos o profesionales. De igual manera, en un mercado que ha tendido en este período (y durante mucho tiempo ya) a modernizarse, y con ello, a un proceso general de elevación de la calificación laboral, los trabajadores obreros u operarios se insertan cuatro veces más que los de clase media en puestos de trabajo no-calificados.

Una tendencia contrapuesta se observa en la medición de los ingresos individuales. Los distintos índices muestran una tendencia a disminuir las distancias entre los ingresos de estos grupos y los ingresos medios de la población, pero también, a disminuir las diferencias entre los ingresos de individuos de familias con jefes de hogar obreros y familias con jefes de hogar profesionales y técnicos.

En este mismo sentido evoluciona la dinámica de la cobertura médica de las personas. En familias de clase trabajadora la cobertura supera el 50% y crece de manera mucho más pronunciada que en las familias de clase media (aunque esta última posee para el año 2013 una cobertura casi total).

Todos estos indicadores podrían sugerir que lo ocurrido desde 2003 hasta 2013 no es un proceso homogéneo y unidireccional, sino que las transformaciones calan sobre una estructura desigual previa, impactando de diferente modo en las distintas clases sociales. Se aprecian, desde nuestro estudio, algunas tendencias de disminución de brechas entre las clases trabajadora y media, en los ítems ingresos y cobertura médica. Sin embargo, en aspectos como la informalidad, la desocupación, la subocupación y la calificación las diferencias entre ambas clases persisten.

A modo de hipótesis podemos aventurar que, a pesar que la informalidad sigue siendo importante, su disminución podría sugerir una vuelta a la regulación, una re-regulación de las relaciones laborales. Esta, a su vez, podría indicar una re-afiliación (tanto en el sentido sindical como en el sentido social) de un sector de los trabajadores que habían sido desanclados/desenganchados del mercado laboral en el periodo anterior. En este sentido, el aumento de la participación sindical y de los movimientos sociales en las negociaciones colectivas marcaría una vuelta a formas de juego social de tipo corporativo, donde el papel del Estado y de los trabajadores organizados es fundamental. Si bien esto constituiría un avance respecto al estado anterior de cosas, persiste el riesgo de hacer recaer la eficacia de las negociaciones en el peso de los actores involucrados, minando las posibilidades de un escenario más igualitario.

 

[*] Esta información ha sido elaborada en el marco del proyecto de investigación: “Las clases y su reproducción en el espacio social cordobés (2003-2013)”, financiado por SeCyT-UNC, dirigido por Alicia B. Gutiérrez y codirigido por Héctor O. Mansilla. Otros miembros del equipo: Julieta Capdevielle, Manuel Giovine, María Laura Freyre, Victoria Cooper y Francisco Merino.