DIVULGACIÓN CIENTÍFICA

La evolución de la hepatitis en Córdoba

Investigadores del CONICET detectaron hepatitis E por primera vez en la ciudad y analizaron los genotipos del virus C que están presentes.


De izq. a der.: Pisano y Ré. Foto: CCT Córdoba

La hepatitis es la inflamación del hígado, órgano vital encargado de procesar los nutrientes, desintoxicar el organismo y sintetizar proteínas. En la mayoría de los casos es provocada por un virus, entre los que se han identificado cinco tipos –A, B, C, D y E- y numerosos genomas de cada uno de ellos. En el Instituto de Virología Dr. J. M. Vanella (UNC), investigadores del CONICET estudian la distribución geográfica, comportamiento y evolución de estos agentes.

“La A y E se transmiten por agua o elementos contaminados con materia fecal que contiene el virus. La B y C por sangre, transmisión sexual y de madre a hijo”, asegura Viviana Ré investigadora adjunta del CONICET. “Por otra parte la A, salvo en muy pocos casos, no lleva a la cronicidad, el hígado se recupera totalmente. El B y C sí, provocando cirrosis y cáncer en los casos más graves. El E sólo ha reportado casos crónicos en pacientes inmunosuprimidos –con VIH o transplantados, principalmente-“, agrega Belén Pisano, becaria post doctoral del CONICET.

 

Hepatitis C, un enemigo silencioso.

Este virus es la principal causa de hepatitis crónica, cirrosis y cáncer de hígado y es uno de los más comunes dentro de los cinco tipos descriptos. Se calcula que aproximadamente 200 millones de personas en el mundo son portadoras y que en Argentina la prevalencia general ronda el dos por ciento.

Se conocen al menos seis genotipos diferentes de este virus. La distribución geográfica de los genotipos a nivel mundial es sumamente heterogénea y los cambios en la prevalencia de uno u otro tienen que ver muchas veces con el modo de transmisión y su relación con cambios sociales en general, como movimientos poblacionales o modificaciones en los hábitos sanitarios.

El equipo de investigación se propuso indagar los datos epidemiológicos en Córdoba y encontró que, si bien el genotipo más común en el país es el 1, en esta provincia prevalece el 2, principalmente en zonas rurales. “Es importante conocer el genotipo porque de eso depende el comportamiento de la patología y su respuesta al tratamiento”, explica Viviana Ré.

“Buscamos conocer la historia evolutiva del virus en la población; sus rutas de ingreso y de dispersión. A través de técnicas bioinformáticas pudimos inferir que el ingreso puede haberse dado a través de la inmigración italiana, ya que este genotipo es muy común en ese país. Esto coincide con la mayor incidencia en regiones no urbanas, a donde se dirigió en mayor medida dicha población”, comenta la investigadora.

El genotipo 2 se presenta principalmente en personas mayores a 60 años y, dado que el virus comienza a manifestarse unos veinte años después de la infección, se infiere que fue contraído antes de la década del 90. La principal vía de contagio sería la parenteral –transfusiones y cirugías mayores, principalmente- y debido a los cambios en los protocolos de estas prácticas que se dieron a partir de los 80, el contagio ha ido disminuyendo.

Por el contrario, estudios epidemiológicos más recientes indican que en la ciudad de Córdoba, el genotipo 1 -que responde menos a las terapias existentes- tiene mayor . “También aquí  intentamos inferir su evolución histórica. Pudimos ver que la población afectada es más joven, que la introducción fue  posterior y el contacto con el virus tendría más relación con el uso de drogas endovenosas que de transmisión parenteral”, describe Pisano. A esto debe agregarse la transmisión sexual en pacientes inmunosuprimidos. Sin embargo, en ambos grupos, se han reportado casos en los que no se puede atribuir ninguna vía reconocida, por lo que se debe hacer un estudio pormenorizado de las situaciones individuales.

 

Hepatitis E, un nuevo virus en escena

El grupo de Ré y Pisano, en un estudio publicado en la revista “Journal of Clinical Virology” en 2014, encontró hepatitis E en la ciudad de Córdoba, en muestras de aguas cloacales, en el río y en el suero sanguíneo de personas que concurrían a diferentes centros de salud, por otras causas. Sin embargo, aún no se han reportado casos en personas enfermas. Este virus se ha reportado en diversos países, principalmente en África y Asia y, si bien se sabe que circula en Buenos Aires y otras provincias, no existían datos acerca de esta provincia.

“En primer lugar, tomamos unas muestras de agua en las que detectamos el genoma del virus E, aunque no se han reportado casos de personas enfermas”, indica Ré. Este análisis es muy representativo de la situación general ya que el  caño mayor de la red cloacal, del que se tomaron las muestras, abarca el sesenta y uno por ciento de la población de la ciudad de Córdoba. También se detectó hepatitis E en las pruebas realizadas en el río Suquía, que atraviesa toda la urbe, de oeste a este. “Esto marca una posible fuente o potencial riesgo de infección  y por tanto la posibilidad de contacto, pero depende de las condiciones de la persona  si se enfermará o no”, explica Pisano. “Meterse a un río contaminado es como ir al hospital. Uno puede entrar y salir sin ninguna consecuencia o puede enfermarse con cualquier patógeno que circule en el ambiente. Y esto depende en gran medida de las condiciones en la que se encuentre la persona. Niños, ancianos e inmunodeprimidos corren un riesgo mucho mayor”, agrega Ré.

Luego de confirmar la presencia del virus en la ciudad estudiaron la respuesta de las personas ante la exposición. “En la hepatitis E, al igual que en la A, la mayoría de los casos son asintomáticos, es decir que una persona puede contraer el virus y resolver la infección sin enterarse. Sin embargo se producen determinados anticuerpos–inmunoglobulina G-, por lo que se puede identificar cuando alguien ha estado infectado en el pasado”, asegura Pisano.

“Estudiamos más de cuatrocientas muestras de suero, de cinco centros de salud distribuidos por toda la ciudad de Córdoba y encontramos que el cuatro por ciento de las muestras analizadas presentaban esta inmunoglobulina, o sea que en algún momento habían estado en contacto con el virus, quizás con síntomas leves o sin ellos”, explica Ré.

El genotipo de hepatitis E que está presente en Argentina y en Córdoba se transmite a través del contacto con animales infectados, principalmente cerdo, y del consumo de su carne. También en las frutas y verduras que se ingieren crudas, contaminadas por el agua de riego y mal lavadas.

La importancia de esta investigación radica en que identificó la presencia de un nuevo virus, que hasta hace poco no se tenía en cuenta. En la actualidad, sabiendo que la hepatitis E circula en la población, cuando el sistema de salud recibe alguna persona con síntomas debe incorporarla dentro de las posibilidades de diagnóstico, además de los otros tipos conocidos.

 

La investigación epidemiológica

El análisis en torno a los genotipos que circulan de cada uno de los virus, la evolución de los mismos y las relaciones de parentescos, se realizan mediante técnicas bioinformáticas.  “Este método consiste en obtener secuencias de ADN o ARN, identificar las bases genéticas para luego ingresarlas a una base de datos, compararlas con otros de diferentes tiempos y regiones y, así, a partir de modelos matemáticos, reconstruir su historia evolutiva”, explica Pisano.

“El estudio evolutivo de los virus es muy importante ya que permite conocer cómo se comportan a nivel epidemiológico, cómo se desplazan, qué genotipo prevalece  en la población, cómo se transmiten y qué medidas hay que tomar para la prevención. También posibilita predecir un panorama general de la evolución y distribución del virus en la población a partir de ciertas tendencias. Esto impacta directamente en las decisiones relativas a salud pública”, asegura Ré

* Por Mariela López Cordero - CCT Córdoba