Techos biosolares, un desarrollo tecnocientífico para crear paisajes urbanos resilientes

Un equipo de especialistas del CONICET Córdoba, la Universidad Católica de Córdoba (UCC), el Centro Tecnológico De Arteaga (CTDA) y el Estudio Dovis & Federico, desarrolló un sistema integrado de techos verdes y colectores solares (Techos Biosolares) que, según su sitio web, “otorga beneficios ecosistémicos para generar paisajes urbanos resilientes y disminuir la demanda energética, usando energías limpias”.

“El proyecto se puso en marcha con la financiación de la Agencia para el Desarrollo Económico de la Ciudad de Córdoba (ADEC), que nos permitió llegar a marzo de 2022 con el diseño y los planos del prototipo de los techos biosolares. Luego, la ADEC nos otorgó el financiamiento para materializar el prototipo y exponerlo en la III Bienal de Diseño de Córdoba (2022)”, expresa Lelia Imhof, coordinadora del equipo e investigadora del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales y Sustentabilidad (IRNASUS, CONICET-UCC).

El crecimiento de las poblaciones urbanas ha llevado a las ciudades a requerir más espacio para la vida y el trabajo. En la expansión diaria de las metrópolis, se han creado grandes superficies impermeables que exacerban los problemas ambientales y energéticos.

En años recientes, se han incrementado las emisiones de CO2 relacionadas con el uso de energía de los edificios. Muchos factores contribuyen a este fenómeno, incluyendo la creciente demanda de calefacción y refrigeración mediante sistemas de aire acondicionado, y los eventos climáticos extremos.

El techo es el componente del revestimiento con mayores fluctuaciones térmicas y contribuye en gran medida a la carga energética de los edificios. Varias tecnologías constructivas, como la refrigeración evaporativa, los materiales reflectantes, el aislamiento y la vegetación, pueden usarse para minimizar la ganancia energética de un techo.

Una de las estrategias más extendidas de la arquitectura bioclimática son los techos verdes, en reemplazo de los materiales tradicionalmente usados en la construcción de techos planos. Estos mitigan muchos problemas causados por la urbanización, tales como la escorrentía del agua de lluvia, el efecto “isla de calor”, la regulación térmica y la contaminación sonora y aérea. Además, incrementan la vida útil de las membranas, proveen de hábitat a la biodiversidad nativa y añaden visitantes biológicos y valor a los edificios.

Innovación tecnológica como respuesta a los desafíos del desarrollo urbano

“A principios del 2020, realizando una vigilancia tecnológica periódica, dimos con un innovador ensamble de techos verdes con paneles fotovoltaicos que se estaba diseñando en otros países. Por su novedad, aún no se implementa en muchos lugares. Nuestra idea fue adaptarlo a las condiciones climáticas de nuestro territorio”, recapitula Imhof.

Los techos biosolares desarrollados por los especialistas del IRNASUS representan una evolución de los techos verdes en la que, a los servicios ecosistémicos de estos, se suma el agregado de las energías limpias con baja emisión de CO2 provistas por los paneles fotovoltáicos. Esta combinación virtuosa tiene significativos efectos sinérgicos, ya que los techos verdes aumentan el rendimiento de los paneles fotovoltaicos, y la sombra que éstos producen favorece el crecimiento de las plantas y facilita su mantenimiento.

Este ensamble tecnológico tiene significativas ventajas con respecto a la huella de carbono de los edificios. Las plantas y el sustrato de los Techos Biosolares fijan CO2. Además, permite reducir el consumo energético de la vivienda hasta un 40%, según observaciones del equipo de Imhof en la ciudad de Córdoba.

A la hora de cumplir sus funciones ecosistémicas, es clave la elección de las especies vegetales para el techo verde. En el caso de Techos Biosolares, la cobertura vegetal es distintiva, ya que se compone de especies nativas seleccionadas por los investigadores luego de numerosos ensayos. Las plantas nativas, por sus adaptaciones a los ambientes locales, tienen mayor capacidad para sobrevivir bajo condiciones estresantes. Por ese motivo, no requieren de pesticidas, fertilizantes o grandes cantidades de riego suplementario, lo que hace que estos módulos sean de bajo mantenimiento.

“Otro rasgo propio son las bandejas de techos verdes, a las que realizamos una mejora. Tienen un sistema para la captura de agua de lluvia y la retención de la humedad por más tiempo. Son bandejas de techos verdes pensadas para climas áridos y semiaridos”, añade la especialista.

En marzo de este año, el presidente de la Nación presentó el Programa de Edificios Públicos Sostenibles, orientado a la gestión eficiente del consumo energético de la infraestructura estatal. En ese marco, Techos Biosolares se proyecta a futuro como una herramienta para generar acciones colectivas contra el cambio climático en el ámbito público y privado de la provincia de Córdoba.

“Actualmente, estamos ejecutando un Proyecto Federal de Innovación que obtuvimos del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT). Esto nos permitirá instalar el prototipo de techo biosolar a escala real, en la escuela Padre Domingo Viera de Alta Gracia. En la primera mitad del año haremos la compra de materiales, la adecuación del techo y la construcción de las partes; mientras que a fines de 2023 se hará la instalación”, declara Imhof.

Las instituciones propietarias de la tecnología son CONICET y UCC. El equipo de Techos Biosolares está integrado por: Lelia Imhof y Natalia Cáceres del IRNASUS (CONICET-UCC), Mario Suárez y Emmanuel Hick (UCC). Colaboran en el proyecto: Leonardo Galetto y Federico O. Robbiati del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC), Evangelina Matoff (INTA), Walter Burgeño (CTDA) y Marcelo Federico (estudio Dovis & Federico).