CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Desenterrar la memoria recuperando libros prohibidos

La Biblioteca Roja es un libro que cuenta la historia de una colección enterrada durante la última dictadura y la de su recuperación


Fotografías de Rodrigo Fierro

El lunes 14 de agosto a las 19.30 hs, en DocumentA/Escénicas se presenta La Biblioteca Roja. Brevísima relación de la destrucción de los libros, un libro que recorre los resultados de un proyecto que conjuga arte e investigación. La historia comienza con Dardo Alzogaray –historiador- y Liliana Vanella –historiadora y pedagoga- que eran pareja y militaban en una agrupación universitaria de la izquierda socialista en la década del ´70.

Aún antes de que se hiciera efectivo el último golpe de Estado ya se conocía el peligro que implicaba tener algunos libros, materialización de ciertas ideas. Entonces entre diciembre de 1975 y marzo de 1976 decidieron enterrar parte de su biblioteca en el patio de su casa para luego abandonar el país con su pequeño hijo Tomás. El exilió en México se extendió durante ocho largos años.

Cuarenta años después Tomás Alzogaray Vanella –artista plástico y actor- y Gabriela Halac –comunicadora, escritora y editora- decidieron recomenzar la búsqueda de este tesoro oculto, abandonada por la familia tras un intento fallido tras regresar al país. Al proyecto se sumó Agustín Berti, investigador asistente del CONICET en el Instituto de Humanidades (IDH, CONICET-UNC) y docente de la Facultad de Artes, para aportar una mirada filosófica al problema.

Gabriela Halac y Agustín Berti cuentan cómo fue el proceso a través del cual encontraron una colección completa, de aproximadamente cien libros de contenido político, enterrados cuidadosamente en dieciséis paquetes aislados con nylon y prolijas cintas que denotan no sólo la veneración respecto a esos objetos sino también la esperanza latente de recuperarlos.

 

-¿Cómo comenzó el proyecto?

GH: En 2013 hice una muestra acerca de una biblioteca que mi papá había quemado durante la dictadura y ahí Tomás me contó que sus papás habían enterrado la suya. Entonces decidimos recomenzar la búsqueda y nos pareció que el mejor punto de partida podrían ser los testimonios de Dardo y Liliana, que hoy son parte del libro.

-¿Qué encontraron en esas entrevistas?

AB: Los relatos tienen una capacidad de descripción de una época y una cultura libresca que recupera la relación que esa generación tenía con los libros, de qué materiales eran, cómo circulaban, cómo se reproducían antes de la fotocopia –con micro film-, qué editoriales había, cómo era el oficio de los libreros –que muchos venían de la guerra civil española-, las enseñanzas que dejaban y, fundamentalmente, aparece de una manera muy potente el objeto libro como vehículo de cultura, político, perseguido, de acceso a determinadas ideas y figuras políticas .

-¿Cómo continuó la historia?

GH: En septiembre de 2016 obtuvimos la beca Plataforma Futuro del Ministerio de Cultura de la Nación, que permitió abordar esta inmensa tarea que requirió la participación de parte del Equipo Argentino de Antropología Forense, historiadores, conservadores de papel, arqueólogos, paleontólogos, químicos que estudian el suelo, además de los aportes que desde las artes y la literatura que podíamos hacer nosotros. El proyecto también vincula a la familia, que participó activamente, como una manera de cerrar una herida de años.

Foto: Rodrigo Fierro

-¿Cómo fue la búsqueda?

GH: Excavamos en enero de 2017 el patio de la casa de los Alzogaray Vanella. Los antropólogos forenses aplicaron un protocolo muy riguroso para no dañar los materiales y esto significó un desafío metodológico relacionado del paso de la búsqueda de sujetos a la búsqueda de objetos. Comenzamos a excavar en un lugar que Liliana marcó pero no encontramos nada. Luego, escuchando una y otra vez las entrevistas, encontramos que ella misma había dicho que los libros estaban enterrados entre los tres pinos, que no era el lugar que había marcado. Es como si al dar testimonio ella hubiera depositado ese secreto en nosotros y hubiese movido el recuerdo de lugar.

Foto: Rodrigo Fierro

AB: Las toneladas de tierra que habíamos movido estaban ahora justamente entre los pinos, donde debíamos excavar, lo que sumó otra complejidad. Todo este proceso fue registrado por Rodrigo Fierro a través de videos y fotografías que son también parte del libro. Finalmente ahí apareció la biblioteca, contra muchos pronósticos de especialistas que esperaban encontrar sólo vestigios. Encontramos dieciséis paquetes, esmeradamente armados y enterrados, muy modificados por el tiempo y el medio, como un testimonio vivo.

-¿Qué cuentan los libros y cuál es la importancia de su materialidad?

GH: El libro en papel, como objeto, traza una historia, un destino que trasciende la voluntad de quienes inician la circulación y los que lo van teniendo generan un vínculo y crean una inscripción que excede su contenido primero. Estas posibilidades están fuertemente vinculadas a la materialidad, a que no sea, por ejemplo, un libro digital. Y en esta biblioteca la huella es muy clara, por eso es que no nos interesa recuperar los textos sino justamente la preservación de la historia que narran.

AB: Hay una discusión de larga data en estética y que se relaciona con el motivo inicial de mi ingreso al proyecto, ya que yo estudiaba la materialidad de la literatura: esos rasgos que exceden la idea de texto, en momentos donde se olvida que, además de los contenidos, están los continentes. Aquí pude enfrentar mis teorizaciones a los objetos que encontramos, que tienen una presencia muy particular –que se va a ver en la exposición que acompañará a la presentación del libro-. Están atravesados por raíces, son muy frágiles, se han ido modificando desde que los sacamos, se han resquebrajado, han emergido títulos.

¿Cómo es La Biblioteca Roja y cuál es su objetivo?

AB: El libro incluye dibujos que hizo Tomás durante los desentierros y un texto introductorio escrito también por él; las entrevistas a Dardo y a Liliana; un ensayo mío, con una mirada más histórica y general; una crónica de Gabriela sobre la excavación con algunas reflexiones; un dossier fotográfico realizado por Rodrigo Fierro y una reflexión final de Liliana acerca de este proyecto como un proceso de reelaboración del sentido de ese entierro. Al final hay un apartado de fuentes consultadas que incluyen citas de diversas personas que fueron colaborando con nosotros de diferentes maneras.

GH: El Título completo es La Biblioteca Roja. Brevísima relación de la destrucción de los libros y surgió como un compromiso de compartir lo que encontramos en algo accesible para todos y que, además, fuera un objeto artístico en sí mismo. Es también una restitución, traer un libro al mundo en honor a todos los que se perdieron en aquella época.

*Gabriela Halac (1972) es artista, escritora y editora. Fundadora del espacio de producción, formación e investigación artística DocumentA/Escénicas.

**Tomás Alzogaray Vanella (1976) es artista plástico y actor, docente y, desde 2015, dirige La Carpintería Centro Cultural.

***Agustín Berti (1978), es investigador asistente del CONICET en el IDH, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y ensayista.

La Biblioteca Roja. Brevísima relación de la destrucción de los libros (Ediciones DocumentA/Escénicas) será presentado el lunes 14 de agosto de 2017, 19:30 hs en DocumentA/Escénicas, Lima 364, Córdoba. En dicha oportunidad  se expondrán algunos de los paquetes hallados, se proyectarán imágenes de la excavación y se tomará testimonio de otras bibliotecas enterradas que los asistentes puedan conocer.

 Por Mariela López Cordero – CCT Córdoba