A un año y medio del inicio de la actual gestión nacional, el sistema científico y tecnológico argentino atraviesa una crisis profunda. La ausencia de una política clara en ciencia y tecnología, la parálisis en la ejecución de presupuestos, la precarización de las condiciones laborales y la falta de diálogo institucional están generando un daño grave, que amenaza no solo el funcionamiento presente del sistema, sino también su proyección futura y su capacidad para responder a las necesidades del país.
Investigadores/as, becarios/as, técnicos/as, administrativos/as, docentes y estudiantes —quienes sostenemos día a día el sistema científico— nos enfrentamos a una situación límite. Sin financiamiento adecuado, sin salarios dignos, sin ingresos efectivos de personal evaluado, y con presupuestos congelados, los institutos y laboratorios ven paralizadas sus actividades. Las investigaciones se frenan, las tesis se interrumpen, se pierden años de formación y desarrollo, y muchos profesionales altamente calificados se ven forzados a abandonar la actividad científica.
El deterioro salarial afecta a toda la comunidad del CONICET y a las universidades nacionales, donde gran parte del personal científico también ejerce la docencia. La pérdida de poder adquisitivo desde diciembre de 2023 supera el 30%, ubicando muchos sueldos por debajo de la línea de pobreza. Esta situación, sumada al congelamiento de ingresos y a la incertidumbre sobre convocatorias pasadas y futuras, pone en riesgo el recambio generacional y desalienta vocaciones científicas.
Asimismo, preocupa profundamente la falta de actualización de las partidas de funcionamiento y la no reposición de personal administrativo esencial, lo que compromete el funcionamiento básico de los institutos. También se advierte con alarma la pérdida de autonomía de los organismos de ciencia y tecnología, y la ausencia de una política activa que vincule a la ciencia con las demandas sociales, sanitarias, ambientales y productivas del país.
Defender la ciencia es defender el derecho de la sociedad a un desarrollo soberano, justo e inclusivo. La ciencia argentina ofrece conocimiento, innovación y compromiso. Solo necesita que se la respalde con decisión y con políticas públicas sostenidas en el tiempo.