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CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
Alimentos con memoria: difundir saberes tradicionales para conservar el bosque nativo
Especialistas del CONICET participaron en la producción de un material gratuito que compila recetas y conocimientos sobre plantas nativas comestibles de la provincia de Córdoba.
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Un equipo multidisciplinario con participación de científicas del CONICET presentó un libro digital de distribución libre y gratuita titulado ¿Ésto se come? Breve recorrido por los alimentos silvestres de los ambientes naturales de Córdoba, orientado al público en general. Para cada especie se presenta el nombre común y científico, un dibujo detallado, información nutricional y de cultivo, además de recetas de diversas preparaciones culinarias. El material condensa 15 años de investigación, desde diferentes perspectivas disciplinarias, sobre las plantas silvestres de la provincia y prácticas alimenticias relacionadas.
Bárbara Arias Toledo, investigadora del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC), Valentina Saur Palmieri y Julieta Torrico, becarias del CONICET en el Departamento de Diversidad Biológica y Ecológica (FCEFyN, UNC), estudian los conocimientos ecológicos de las comunidades rurales de Córdoba y forman parte del equipo que elaboró este material de difusión.
“La invitación de ¿Esto se come? es a conocer los alimentos del bosque nativo provincial y sus productores. El libro fue pensado como una iniciación a las plantas comestibles nativas que pueden encontrarse en entornos urbanos. Pero si alguien quiere comenzar a recolectar, hay una serie de recaudos a tomar: asegurarse de la identificación taxonómica, sólo comer las partes de la planta que recomiendan la bibliografía y los/as sabios/as locales de las comunidades monte adentro, comer una pequeña cantidad y observar qué efectos le produce, no recolectar plantas en lugares contaminados o fumigados, entre otros”, señala Saur Palmieri.
De acuerdo con las autoras, uno de los criterios de selección de plantas para incorporar en el libro fue la disponibilidad en entornos cotidianos y accesibles a un público amplio, incluso en el patio de sus casas. Además, Torrico recomienda acercarse a nodos de Comercio Justo, almacenes y ferias agroecológicas donde se ofrecen productos derivados de especies nativas, ya que: “Son espacios para vincularnos con los/as productores/as y conocer de dónde viene lo que consumimos. De este modo nos aseguramos de que estamos consumiendo alimentos con memoria, fomentando las economías locales y fortaleciendo la soberanía alimentaria”.
Desde su lanzamiento en mayo de 2023, ¿Esto se come? tuvo una rápida difusión en la comunidad educativa. “Esperamos que pueda servir como disparador para conversar en las aulas sobre los alimentos del monte y la importancia de conservar el bosque nativo y su gente. Se decidió ilustrar el libro con dibujos, en vez de fotos, para facilitar su impresión, por lo que invitamos a los/as docentes a imprimirlo, difundirlo y usarlo en sus actividades didácticas”, destaca Saur Palmieri.
Por su parte, Torrico reflexiona: “A la hora de publicar los resultados de nuestras investigaciones, resulta complejo hacer partícipes a las organizaciones sociales de ese proceso, porque tienen otros tiempos y prioridades. En general, las producciones científicas son de acceso limitado, se publican en inglés y en revistas especializadas. Es un desafío importante pensar cómo compartir de otras formas el conocimiento generado mediante el intercambio situado en los territorios. En nuestro trabajo intentamos caminar hacia una co-producción con los actores locales con quienes trabajamos, y estamos empezando a experimentar con muchos otros espacios de difusión, como talleres, ferias, encuentros de intercambio de semillas, mingas, radios comunitarias y distribución de cartillas educativas -disponibles en internet-”, comenta Torrico.
Consultada por las proyecciones del producto comunicacional, Arias Toledo relata: “Inicialmente, ¿Esto se come? fue pensado como el cierre del proceso de trabajo conjunto del equipo, considerando que muchas de sus integrantes estaban iniciando otros proyectos profesionales. Sin embargo, quedó evidenciado que hay una necesidad vacante en este tema. El libro ha tenido tal recibimiento en ámbitos educativos formales y no formales -bibliotecas, cooperativas-, así como entre productores artesanales, que posiblemente a futuro hagamos una revisión y ampliación del material, sumando especies que quedaron fuera de la primera edición”.
Los seres humanos dentro de la trama de relaciones del bosque nativo
“Analizando documentos históricos, registramos que algunos alimentos propios de las culturas originarias fueron invisibilizados desde los primeros tiempos de la conquista, al tiempo que se instauró una forma hegemónica de alimentación. A pesar de ello, las comunidades continuaron utilizando muchas de esas plantas en sus prácticas culinarias, y esos conocimientos perduran, muchas veces, en la memoria de las personas mayores que viven campo adentro en nuestra provincia. Recientemente ha cobrado protagonismo la resistencia cultural e identitaria de los pobladores campesino-indígenas, en el marco de la que desarrollan una revalorización y reactivación de saberes, volviendo a traerlos al primer plano para compartirlos con otros/as”, expresa Saur Palmieri.
Sin embargo, la provincia de Córdoba registra aceleradas tasas de pérdida de ambientes nativos, relacionadas principalmente con el avance de la frontera agropecuaria, la urbanización y los incendios forestales. En ese sentido, la bióloga manifiesta: “Para poder utilizar estas plantas en preparaciones culinarias como las que recopilamos en el libro, el bosque nativo y su gente tienen que estar en pie. Queda claro que la comida está imbricada en las redes de defensa del territorio y del modo de vida campesino con y en el monte. Difundir el conocimiento botánico local es una forma de contribuir a la conservación de los sistemas bioculturales”.
La perspectiva de los sistemas bioculturales entiende al ambiente como un entramado de relaciones biológicas y culturales interdependientes, en constante adaptación y coevolución. Los factores que constituyen un sistema biocultural pueden ser especies, procesos biológicos, formas de producción, tradiciones culturales, formas de habitar el territorio y de relacionarse con él. Como explica Saur Palmieri: “Esta visión busca complejizar el concepto de biodiversidad, al entender que las comunidades humanas somos parte del ecosistema, rompiendo así la dicotomía entre naturaleza y cultura”.
“De este enfoque también deriva el modo en que pensamos y proponemos la conservación, no como un agente externo que se impone sobre los territorios, sino como un proceso que emerge in situ. Implica una reflexión acerca de qué estrategias debieran darse para defender esos sistemas, los que, a su vez, dependen de todas las interacciones que allí tienen lugar. ¿Cómo queremos conservar el monte? ¿Lo ponemos en una vitrina para verlo de lejos? O metemos las manos en la tierra y nos conectamos con la vida que contiene. Desde la comunidad científica, tenemos que empezar a dar respuestas conectadas con las demandas de los territorios. Y, por supuesto, garantizar que las voces locales sean parte de la toma de decisiones sobre conservación y restauración del bosque nativo. En esa línea, entender los sistemas como bioculturales también es un posicionamiento político”, concluye Torrico.
Descarga gratuita de ¿Ésto se come? Breve recorrido por los alimentos silvestres de los ambientes naturales de Córdoba: https://drive.google.com/file/d/11A58zA9kxYO-K2bLHnxOPxI4IBOJVidI/view
Versión para imprimir en formato encuadernable (doble faz): https://drive.google.com/file/d/1-VfwGgJMGrdN7x7UeMbYoQESgXZRKd1B/view
Otras cartillas elaboradas por las autoras:
Recetas de Jorgelina Coca Ullúa. Saberes culinarios sobre la algarroba y la tuna